


Capítulo 4. Silvio y Luzbel: Rockin’ Tonight
Estoy convencido, “Live in America” de Paco de Lucía y su sexteto va camino de convertirse en el disco de mi verano. No ha finalizado todavía el mes de julio y creo haberlo escuchado ya cinco o seis veces. Es un CD de 1993 que recoge, con una calidad de sonido espectacular (vibro junto con las propias cuerdas de la guitarra en la telúrica rondeña “Mi niño Curro”), grabaciones en directo en Boston, Nueva York y Oakland (de costa a costa, como en el baloncesto) de Paco de Lucía acompañado por su brillante sexteto. Perfecta integración de esencia flamenca, espíritu jazzístico y percusión latina que, por obra de la alquimia creadora e interpretativa del guitarrista algecireño, produce una aleación sonora de muchísimos quilates. En el interesante libro de Josep Ramón Jove “Vidas de jazz”, Carles Benavent, bajista del sexteto, formado en el jazz y sus músicas aledañas, define con claridad la clave del éxito de su colaboración con Paco de Lucía: “Veníamos de géneros diferentes, pero la expresión era la misma”. Ya entrado agosto, como casi todas las tardes, me siento en el balcón, con la solemnidad del que participa en un acendrado ritual, a contemplar la desaparición de un precioso sol rojizo por entre la verde bóveda de los pinos en la distancia. En ese momento, rasga la atmósfera cero del bochornoso atardecer el estridente sonido de la megafonía ambulante de un vehículo: “Paco de Lucía en concierto el 19 de agosto”. Tras lamentarme porque ese día ya no estaré aquí, reflexiono momentáneamente sobre lo mucho que ha cambiado esta playa desde la primera vez que la pisé, treinta años atrás (“veinte años no es nada”, cantaba Gardel, pero me temo que treinta sí empieza a ser algo). Justo donde el genial intérprete flamenco, estrella con brillo propio a nivel mundial, dará en cuestión de días su concierto ante unas dos mil personas, algo inconcebible no tanto tiempo atrás, hace ya algunos años hizo un bolo veraniego, ante un número reducido de incondicionales, el ya legendario rockero Silvio, verdadero “explorador del abismo” (los vila-matasianos como yo me entenderán). Silvio me abre al completo la espita del recuerdo: aquel verano en que oía sin parar sus ritmos auténticos y febriles y sus impagables letras impresionistas-surrealistas (“Mateo, el niño filipino / los porritos humeando / en la Legión encontraré la solución / sólo ya me queda propio tatuar”); aquel verano de aquel curso en la Facultad en que Silvio nos encandiló con su “Fantasía occidental” y se convirtió en nuestra alma máter musical. Acuden a mí en este momento mágico los versos del poema “En la tarde” de Kavafis: “Un eco de mis días de indulgencia, un eco de aquellos días vuelve a mí, algo del fuego de la joven vida que compartimos”. Hasta aquí llego, no puedo permitir que Silvio, cantante alegre, festivo, pleno de energía vital, me ponga melancólico. Me lanzo a tomar el antídoto: la explosiva versión (con fantásticas pinceladas del inglés torrebabeliano del rockero sevillano incluidas) que Silvio y Luzbel grabaron en 1980 (aunque sin el “good”) de “Good Rockin’ Tonight”, el clásico del rhythm and blues compuesto en 1947 por Roy Brown. Escuchando a Silvio y Luzbel parece que hubieran estado en Sun Records, allá por septiembre de 1954, cuando Sam Phillips aleccionaba a Elvis Presley para que, dejando intacto el blues, se concentrase especialmente sobre el ritmo en su interpretación del tema de Brown. Por cierto, recuerdo todavía lo que en la televisión contestó Silvio a un periodista que le preguntó sobre lo que había hecho el día que murió Elvis: “Me puse mi chupa de cuero y me tomé una botella de anís. Como murió en agosto, no veas qué calor con la chupa". Roy Brown, Elvis, Silvio: “la expresión era la misma”.
Silvio y Luzbel: Rockin' Tonight
Silvio y Luzbel: Tri Tri Tristeza
Elvis Presley: Good Rockin' Tonight
Paco de Lucía: Mi niño Curro
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